En el agua, el sulfito puede originarse como subproducto de procesos industriales o como resultado de la descomposición de materia orgánica. Su presencia puede afectar adversamente la vida acuática y la calidad del agua potable. En el suelo, la presencia de sulfito puede influir en la salud de los ecosistemas terrestres y en la disponibilidad de nutrientes para las plantas. Un exceso de sulfito puede causar desequilibrios y afectar negativamente el crecimiento vegetal. En la industria, el sulfito se utiliza en diversos procesos, desde la fabricación de productos químicos hasta la conservación de alimentos y el tratamiento de aguas. 

Para medir la cantidad de sulfito en una muestra, se utilizan métodos químicos que implican reacciones específicas, como la oxidación del sulfito a sulfato. Estos métodos incluyen el uso de reactivos que generan cambios de color o la utilización de fotómetros para determinar la concentración de sulfito en la muestra, permitiendo así una evaluación precisa y oportuna de su presencia en diferentes entornos.