En el ámbito del suministro de agua potable, el ozono desempeña un papel crucial en la eliminación del manganeso, ya que ayuda a formar un precipitado que puede ser filtrado durante el proceso de purificación. Además de su capacidad para eliminar el manganeso, el ozono es efectivo para eliminar la materia orgánica adicional que a menudo es responsable de producir olores y colores no deseados en el agua potable.

Este compuesto químico no solo se utiliza en el tratamiento del agua, sino que también se emplea como germicida en numerosas aplicaciones, desde la fabricación de productos farmacéuticos hasta la desinfección de espacios y la producción de desodorantes. Asimismo, el ozono se emplea como agente blanqueador en diversos procesos industriales.

La medición del ozono se lleva a cabo fotométricamente utilizando reactivos que siguen el principio de absorbancia de Beer-Lambert. Este principio establece que la intensidad del color producido es directamente proporcional a la concentración de ozono presente en la muestra analizada. Los instrumentos de medición incluyen fotómetros de mesa, espectrofotómetros y kits de pruebas químicas, que ofrecen opciones precisas y confiables para cuantificar la concentración de ozono en diferentes entornos y aplicaciones.